El recién llegado
La vela de rosas se consume. Todos duermen. Para mí aún es demasiado pronto; ahora que llegan las noches cálidas me cuesta rendirme al sueño, me cuesta perder los segundos y el olor de la noche. Allá afuera el silencio está plagado de grillos y la última habitación de la casa ahora respira. Tenemos un nuevo compañero, llegó el sábado pero ya nos parece como si hubiera estado siempre aquí. Llegó con la sonrisa tímida y los ojos brillantes. Cargado de películas y canciones, una maleta en la que no cabe el pasado y un futuro por delante.
A veces sólo necesitamos un segundo para que las amistades críen raíces, para que los brotes de la complicidad despunten hacia nuevos caminos. Siento que esta familia extraña que formamos, aquí en el corazón de Lisboa, a partir de ahora estará mucho más completa.
A veces sólo necesitamos un segundo para que las amistades críen raíces, para que los brotes de la complicidad despunten hacia nuevos caminos. Siento que esta familia extraña que formamos, aquí en el corazón de Lisboa, a partir de ahora estará mucho más completa.
4 Comments:
Escribes de una manera muy especial. Me agrade. Saludos.
"... a veces sólo necesitamos un segundo para que las amistades críen raíces..."
Sí.
un beso
....a eso no se le llama "hogar"?.... ;)
....griposos saludos....
Que bonito poder vivir así, disfrutrando de la compañía de otras personas y, al mismo tiempo, formando bellas amistades. Felicidades.
Un beso, María
Magda
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