sábado, octubre 28, 2006

psssssssss

Silencio. Los días agitados, la lluvia golpeando en el cristal, el viento loco, las voces, los gritos, los pasos crujiendo sobre la madera del pasillo: todo, todo se ha esfumado. Silencio. Todo está callado a mi alrededor, y mi cabeza se resiente por la falta de costumbre, quizás.
Desde estas tierras el mar está más cerca, siento su olor de invierno, si me esforzara conseguiría escuchar el rumor de las olas golpeando la orilla: el final, el comienzo del mar. Silencio. El viento no se oye, o tal vez es porque se ha creado un lazo invisible (e inexplicable) entre él y yo, que le retira la categoría de extraño transformándolo en amigo. Las calles están vacías, sólo el viento, que no se oye.
A veces me asusta el eco de mi propia voz, a veces me parece que las paredes están demasiado lejos, que el mundo es demasiado grande incluso para el eco, el eco, el eco. Silencio. Tanto que te necesitaba y tan rápido te instalas.
Filosofía se acerca a mí, con el hocico inquieto y los ojos brillantes, con las orejas infantiles a pesar de las canas que no se ven. No habla, no dice nada, me mira, y eso ya es suficiente para no enloquecer. Silencio. Qué haría sin ti?

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Aninha, o mar é o mundo...não é? a mesma água viaja por todo o globo...

11:11 a. m.  
Blogger Unknown said...

....busca una luz intermitente.... una especie de faro que alumbre tanto de día como de noche.... y avanza hacia ella en la oscuridad.... ;)

2:36 p. m.  
Blogger Rodrigo said...

como voy de aniversario vine para darte las gracias por visitarme durante este año...
un abrazo cariñoso

6:54 p. m.  

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