Es Lisboa, desde aquí, la que ahora parece lejana. Apenas se dibuja como una línea en el horizonte. Me gusta caminar por las calles de Seixal e imaginar como sería mi vida aquí: compraría el pan en aquella panadería; pasearía por aquel parque, por la mañana o al inicio de la tarde, y me sentaría en sus bancos a leer; y saludaría cada día a aquel perrito lindo que me miraba divertido mientras le hacia la fotografía. Dormiría en aquella buhardilla azul y me despertaría con las sirenas de los barcos o con el canto de los pájaros en los árboles de las traseras, sería seixalense y la otra orilla parecería extraña y lejana, quizás sin valor ni brillo...
domingo, octubre 08, 2006
Es Lisboa, desde aquí, la que ahora parece lejana. Apenas se dibuja como una línea en el horizonte. Me gusta caminar por las calles de Seixal e imaginar como sería mi vida aquí: compraría el pan en aquella panadería; pasearía por aquel parque, por la mañana o al inicio de la tarde, y me sentaría en sus bancos a leer; y saludaría cada día a aquel perrito lindo que me miraba divertido mientras le hacia la fotografía. Dormiría en aquella buhardilla azul y me despertaría con las sirenas de los barcos o con el canto de los pájaros en los árboles de las traseras, sería seixalense y la otra orilla parecería extraña y lejana, quizás sin valor ni brillo...
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